Teniendo en cuenta que la casa grande está hecha con 1400 costales aproximadamente, la revolvedora fue el mejor regalo que pudimos hacer a nuestras espaldas.
Además, tuvimos también que hacer un camino a pico y pala, por suerte sin quitar ningún árbol, para acceder a la obra.
En la construcción de la Berenjena todo se hizo a mano, y subir la piedra y la arena para la cimentación fue una locura.
Con la revolvedora y el camino nuevos, estábamos eufóricos.
Por cierto, muchísimas gracias a Rafael por prestarnos la cuatrimoto, sin ella no hubiéramos podido subir la revolvedora.
Taller de construcción con sacos de Tierra (Superadobe) en Kenia
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*DATOS DEL PROYECTO*
*Objeto*
El objeto de este proyecto es la construcción de una sala de profesores
como ampliación de un centro educativo, en su mayor...
Hace 9 años
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